lunes, 5 de noviembre de 2007

jueves, 18 de octubre de 2007

Los principios que nos guían

El conjunto de nuestros principios constituye un marco referencial de valores esenciales y atrayentes y es nuestro propio modelo de identidad.
La adhesión a esos valores contribuye fuertemente a que los jóvenes tengan una razón de ser y un estilo de vida con la consistencia suficiente para acercarse a la plenitud y la felicidad y con la fuerza necesaria para motivar a otros en esa misma dirección.

La Relación consigo mismo
Cada persona es una promesa y para que ésta se haga realidad debe esforzarse por lograr lo mejor de sí misma.
Invitamos a los jóvenes a usar progresivamente su libertad, asumirse con responsabilidad, aprender a discernir y decidir y enfrentar las consecuencias de sus decisiones y de sus actos.
Los motivamos para que tomen conciencia de su dignidad, se superen constantemente y opten por un proyecto personal para sus vidas.
Los desafiamos a cifrar su honor en ser fieles a la palabra dada, leales con los demás y honestos con sí mismos, sobre todo cuando hay que vencerse.
Les proponemos ser fuertes, mantenerse firmes en sus objetivos, tener el coraje de ser coherentes, dando testimonio de ser lo que se dice ser.
Una persona consecuente con estas verdades es una persona íntegra, recta y fuerte, representa una alternativa a la cultura del instante y contribuye a la superación de las tendencias relativistas y permisivas.

La relación con los demás
Sostenemos que la persona logra su vocación humana cuando ejerce su libertad para el encuentro con los demás.
Proponemos a los jóvenes que se realicen personalmente a través de una actitud de servicio y que se integren responsable y solidariamente en su comunidad local, nacional e internacional, sin prejuicios, racismos ni exclusiones sociales de ningún tipo.
Les pedimos que incorporen en su manera de pensar y en sus actitudes de respeto
y la defensa de los derechos de las personas. Promovemos que se comprometan con la democracia como la forma de gobierno que mejor permite la participación de todos y la igualdad de oportunidades para todas las opciones. Les proponemos reconocer y ejercer la autoridad y el poder al servicio del bien común.
Destacamos el valor del trabajo humano para el bienestar común, enseñamos a respetar a los trabajadores e impulsamos a los jóvenes a orientar sus relaciones económicas y sociales por una permanente aspiración a la justicia.
Promovemos la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y fomentamos en los jóvenes su aprecio por la colaboración y el enriquecimiento mutuo, respetando la particular naturaleza de ambos sexos, sin preconceptos de superioridad o reivindicación. En el plano de las relaciones personales los invitamos a manifestar sus afectos con naturalidad, con respeto a su dignidad y a la del sexo complementario, integrando su conducta sexual en el amor.
Les proponemos enfrentar la existencia y las relaciones humanas con alegría y sentido del humor, sobreponiéndose a las dificultades y expresando de un modo constante su gusto por la vida.
Les pedimos ser reconocidos por su actitud de simpatía, comprensión y afecto hacia las demás personas, creando espacios amables en los ambientes en que se desenvuelven.

Una persona guiada por estos valores sociales demuestra con su propia vida que es posible encontrar la felicidad y la realización personal a través del servicio a los demás; y ofrece con su testimonio una opción ante las tendencias que promueven el placer como fin último de la actividad humana.

La relación con el mundo
Proclamamos que el hombre está llamado a continuar y completar en el mundo la obra creadora de Dios.
Proponemos a los jóvenes que respeten con celo el mundo natural, que se comprometan en la lucha por su integridad y que participen activamente en su preservación, mantenimiento y renovación.
Desarrollamos y ofrecemos oportunidades a su curiosidad, ayudándoles a proyectar sobre su vida adulta su interés por adquirir destrezas, trabajar con sus manos y trasformar las cosas, descubriendo la ciencia y la técnica como medios al servicio del hombre. Los motivamos para que aprendan a reaprender, reinventar, a imaginar y a encontrar pistas aún no exploradas.
Motivamos su admiración por el trabajo bien hecho y fomentamos su aspiración a la excelencia.
Les invitamos a ser independientes ante las cosas creadas, libres del afán de poseer.
Una persona animada por este espíritu dejará el mundo mejor de como lo encontró y su testimonio invitará a superar la apatía, la mediocridad y el consumismo.
La relación con Dios
Toda persona interpela constantemente a la existencia para que le revele su origen, su naturaleza y su destino.
Frente a la profundidad del misterio, invitamos a los jóvenes a trascender el mundo material, guiarse por principio espirituales y caminar siempre en la búsqueda de Dios, presente en la existencia de todos los días, en las cosas creadas, en los otros, en la historia.
Los invitamos a asumir el mensaje de su fe y a vivirlo en la comunidad de su Iglesia, compartiendo la fraternidad de los hombres unidos por una misma religión y siendo fiel a sus convicciones, signos y celebraciones.
Representamos a los jóvenes la importancia de integrar la fe a la vida y a la conducta, dando testimonio de ella en todos sus actos.
Les invitamos además a vivir alegremente su fe, sin ninguna hostilidad hacia quienes buscan, encuentran o viven respuestas diferentes ante Dios, abriéndose al interés, a la comprensión y al diálogo ante las opciones religiosas de los demás.
Una persona guiada por estos principios reconoce, vive y comparte el sentido trascendente de su vida, por encima de posiciones sectarias o fanáticas.